Centro Diagnóstico Calderón inició su actividad en relación a los test de sensibilidad alimentaria en el año 1994. Por aquel entonces fuimos el laboratorio pionero en España, y prácticamente en toda Europa, en relación a la realización de este tipo de prueba.

Desde la perspectiva que dan los años de experiencia, podemos asegurar que el seguimiento de las dietas diseñadas en base a los resultados obtenidos ha resultado de gran utilidad para miles de pacientes con problemas diversos derivados de esta reacción inmunológica. Prueba de ello es que, en la actualidad, todos los grandes laboratorios han incorporado los test de sensibilidad alimentaria en su cartera de servicios.

Somos conscientes de que se trata de un tipo de test controvertido, denostado por una parte del sector médico y aclamado como una prueba de gran utilidad clínica por otra.

¿Cuáles son las limitaciones del test?

Cierto es que, en el campo del laboratorio de diagnóstico clínico, en la mayoría de las pruebas de laboratorio, incluso me atrevería a decir en la totalidad, existen limitaciones que provocan que el objetivo que persiguen no se obtenga al 100% en ningún caso.

Es importante conocer las limitaciones de cada prueba. De esta manera podemos conocer con claridad lo que podemos y no podemos obtener de ella. En este caso, a mi juicio, existen dos inconvenientes, que detallaré a continuación. Pero entiendo que, a pesar de estos, el objetivo que persigue se obtiene en un porcentaje muy significativo de personas que recurren a los test de sensibilidad alimentaria para mejorar de dolencias tan frecuentes como las migrañas, problemas digestivos, eccemas, etc. Sobre todo, teniendo en cuenta que se trata de problemas con un origen muy diverso.

Objetivo de la sensibilidad alimentaria

Los test de sensibilidad alimentaria tienen como objetivo valora la hipersensibilidad tipo III del sistema inmunológico frente a las proteínas contenidas en los alimentos. Están basados en la cuantificación de los niveles de anticuerpos del tipo IgG frente a una batería de alimentos. Esta cuantificación se realiza mediante una serie de procesos inmunoquímicos que se inician enfrentando a la sangre del paciente, donde potencialmente se encuentran los anticuerpos, a una serie de extractos obtenidos a partir de los alimentos testados.

Como mencionaba anteriormente, este tipo de prueba tiene dos inconvenientes o limitaciones del test que conviene conocer:

La presencia de anticuerpos IgG específicos frente a las proteínas de los alimentos no es motivo suficiente para determinar que existe un problema de hipersensibilidad tipo III. Es decir, los anticuerpos del tipo IgG son las inmunoglobulinas que genera el sistema inmunológico como respuesta fisiológica a la entrada de una proteína en nuestro interior, por lo que su presencia no es en sí patológica. Sin embargo, los procesos de hipersensibilidad, responsables de una sintomatología, cursan con una síntesis descontrolada de anticuerpos IgG.

Es importante tener esto en cuenta a la hora de interpretar los resultados obtenidos y de establecer una dieta en base a los mismos. Así pues, podemos concluir que cuanto más elevados sean los niveles de IgG detectados, es decir, más cruces aparezcan en el informe para un determinado alimento, más probable es que este esté provocando una reacción patológica de hipersensibilidad.

Por el contrario, cuanto más bajos sean los niveles de anticuerpos, más probable será que se trate de una respuesta fisiológica frente al alimento en cuestión.

Dieta necesaria

Por este motivo, tras la obtención de los resultados aconsejamos realizar una dieta inicial de un mes que pueda servir de prueba para confirmar que exista un proceso de hipersensibilidad o, por el contrario, se trate de un proceso fisiológico sin consecuencias. En base a lo mencionado anteriormente, es importante ser muy estrictos a la hora de suprimir los alimentos durante el periodo de prueba para poder obtener conclusiones fiables.

Como se ha mencionado anteriormente, la primera fase del análisis de sensibilidad alimentaria consiste en enfrentar a cada extracto alimentario con el suero de la sangre del paciente, de forma que, si existieran anticuerpos específicos frente a los alimentos a estudiar, estos se unirían de forma específica al extracto alimentario en cuestión.

Siendo esto así, hay que reconocer que es imposible disponer de un extracto a alimentario que reproduzca al 100 % la composición proteica de un determinado alimento y de todas las variedades que de este puedan existir.

Reconociendo esta circunstancia como una limitación del método, que pueda llegar a provocar la existencia de algún falso negativo o, incluso algún falso positivo por reacciones cruzadas entre proteínas similares de diferentes alimentos, es necesario concluir que esta limitación no es suficiente para evitar que a través de este método analítico se obtenga el objetivo perseguido, que es mejorar la calidad de vida de aquellas personas que sufren un proceso de hipersensibilidad alimentaria identificando la mayoría de los alimentos que la provocan.